Existen muchos mitos y malentendidos sobre la nutrición que pueden
llevar a confusión. Además, algunas campañas publicitarias intentan
aprovecharse de este desconocimiento
Es
mejor tomar margarina que mantequilla, porque está hecha con aceites
vegetales, que previenen la enfermedad cardiovascular y el infarto.
No es cierto.
Es una de las ideas más extendidas. Para
convertir un aceite vegetal (líquido a temperatura ambiente) en una grasa
para "untar", los fabricantes lo someten a un proceso de
hidrogenación. Esas grasas artificialmente sólidas son las famosas
grasas "trans", a las que numerosos estudios han asociado
efectos incluso peores que los de las propias grasas de origen animal. Lo
peor es que las "trans" se nos cuelan en multitud de alimentos
preparados. ¿Cómo saber si las magdalenas que compras tienen este tipo
de grasas? Si la etiqueta dice "grasas vegetales
hidrogenadas"... quizá te convenga buscar otras con aceites no
transformados.
"Para estar bien alimentado hay que comer mucha carne".
Para
estar bien alimentado hay que comer de todo. La carne cumple una función
muy importante, pero es preciso ingerir otros alimentos.
"El agua, durante las comidas, engorda". El
agua
es un nutriente que no aporta calorías, por tanto, es imposible que
engorde , aunque vamos a puntualizar: sí que es cierto que, frente a
determinadas patologías, puede retenerse en el cuerpo formando edemas y
elevando el peso corporal (que no la grasa); no adelgaza pero ayuda, pues
puede ser útil para frenar el apetito y dilatar el estómago para que se
estimule el reflejo de la saciedad. El por qué una idea tan absurda puede
seguir vigente hay que buscarlo en la condenada publicidad, que nos ataca con
frases como "... el agua ligera, que aligera el peso...", lo que
ayuda a perpetuar el mito.
"El pan tostado adelgaza ".
El pan tostado aporta las mismas
calorías que el normal. Al tostarlo, sólo se elimina el agua que
contiene.
"La carne roja no alimenta tanto como la carne blanca".
La
carne blanca es igual de nutritiva que la roja.
"El pescado azul y el aceite de oliva disminuyen el
colesterol".
El pescado azul y
el aceite de oliva contienen ácidos grasos insaturados que favorecen la
eliminación del exceso de colesterol en la
sangre. Pero
no está tan claro que haya que cocinar todo con aceite de oliva
pues si
bien es verdad que las
grasas poliinsaturadas (aceites de maíz, girasol, soja...) reducen tanto el
colesterol "malo" (LDL) como el "bueno" (HDL, que ayuda
a expulsar el malo del organismo) y que, en cambio, las grasas
monoinsaturadas (aceite de oliva o cacahuete) reducen sólo el colesterol
"malo", manteniendo las tasas del "bueno" esto no quiere
decir que haya que desterrar el aceite de girasol de la dieta puesto que las
grasas poliinsaturadas intervienen en múltiples funciones orgánicas, desde
el crecimiento y el desarrollo a la producción de sustancias que regula la
presión sanguínea.
¿Conclusión? Cocinarlo todo con nuestro maravilloso aceite
de oliva... y echar un poquito de aceite de girasol u otro aceite
poliinsaturado en la ensalada.

"Lo parte blanca de las verduras es la que más alimenta".
La
parte verde de las hojas de las verduras es la que contiene mayor cantidad
de vitaminas. Por ello, se deben consumir las hojas externas y las
internas de las verduras.
"Si
quieres adelgazar, sáltate alguna comida."
Es justo al revés.
Se ha comprobado que las
personas que dejan pasar mucho tiempo entre dos comidas tienen metabolismos
más bajos y queman menos calorías que las personas que comen dada pocas
horas. Además, los que se saltan comidas tienden a comer más por la noche,
justo cuando el metabolismo está más bajo. La mejor forma de controlar el
peso y estar en plena forma durante todo el día es hacer unas cinco comidas
ligeras, incluyendo en todas ellas verduras o frutas frescas.
"Los huevos son malos para la salud".
Los
huevos son muy nutritivos, pero contienen una cantidad alta de colesterol,
por lo que no hay que abusar de ellos.

"Para estar bien nutridos hay que tomar complejos vitamínicos".
Los alimentos de una
dieta
equilibrada aportan las vitaminas que necesita el organismo. No se deben
tomar complejos vitamínicos sin prescripción médica.
"El milagro de las píldoras que disuelven la
grasa".
Las vitaminas no se venden directamente como tales para adelgazar, pero lo
cierto es que una gran cantidad de las píldoras que disuelven grasa son simples complejos vitamínicos. Con éstas sucede algo
parecido al caso del agua, pues hay quien afirma que engordan al aumentar el
apetito, lo cual es totalmente falso; en todo caso y siempre que exista un
estado carencial de las mismas, su ingesta repondría los déficits pero nunca originarían un incremento del apetito.

"
La carnitina es una molécula que come grasa".
Es una de las llamadas semivitaminas cumple una función de transporte energético en las
mitocondrias celulares. La alimentación la aporta normalmente y el organismo
la produce en cantidad suficiente; el consumirla de forma extraordinaria no es
peligroso, pero tampoco ayuda a adelgazar.
"La
sacarina y los edulcorantes ayuda a adelgazar". Esto no es cierto, en todo
caso reducen el número de calorías
consumidas. La sacarina y el ciclamato son
productos de síntesis que no aportan calorías y que poseen un alto poder
edulcorante. Existen otras sustancias denominadas polialcoholes que son derivados alcohólicos del azúcar y que tras
ingresar en el organismo son escindidos en un radical alcohólico y en una molécula
de glucosa, teniendo esta última un valor de 4 kilocalorías por gramo; esto
hace que los chicles y los caramelos "sin azúcar" no sean más que
un truco publicitario, pues aunque en realidad no llevan azúcar (sacarosa) y
no afectará a la dentadura ni inducirá la caries, al metabolizarse
posteriormente en glucosa sí que afectará al peso.
"Ya
sabemos que el pescado azul es bueno para la salud, lo malo es que engorda".
Es al revés.
Según un estudio publicado en el Diario de la Nutrición Médica
Norteamericana, comer atún, salmón, sardinas... no sólo es excelente para la
salud sino que ayuda a perder peso. En dicha investigación, el grupo que tomó
diariamente pescado azul (rico en ácidos grasos Omega-3) no sólo rebajo más
sus niveles de colesterol y su riesgo de diabetes que los otros dos grupos (que
siguieron una dieta para perder peso o tomaron pescado azul sólo una vez a la
semana), sino que perdieron una media de 3 kg. más.
"Al
final, las comidas más ricas resultan que son insanas, como el marisco o el jamón
ibérico....
"
No es cierto.
Por ejemplo, las gambas, la
langosta o las cigalas tienen colesterol.... y a la vez son parte de una dieta
sana. Se ha comprobado que éstos mariscos aumentan únicamente el colesterol
"bueno" (HDL) y, además reducen los niveles de triglicéridos en
sangre.
En cuanto al cerdo ibérico es junto con la caza, fuente de las mejores proteínas:
los animales criados al aire libre y que se alimentan de bellotas, hojas, frutos
silvestres... desarrollan grasas muy cercanas a las grasas vegetales,
catalogadas de "cardiosaludables".
"Se
habla mucho de los pesticidas, pero son peores los conservantes ..."
Nada de eso.
En las cantidades recomendadas
los conservantes hacen que los alimentos duren más tiempo y evitan que
desarrollen mohos perjudiciales para la salud.
Los pesticidas están presentes en toda la cadena alimentaria desde las verduras
hasta la leche y la carne. El mejor consejo es lavar bien las verduras y las
frutas antes de tomarlas y, si es posible, pelarlas. Las frutas menos
contaminadas son los plátanos y los cítricos (los pesticidas concentrados en
la piel se eliminan al pelar la fruta).
¿Mejoran
las zanahorias la visión nocturna?
Las zanahorias sólo
mejoran la visión si se tienen dificultades de acomodación a la oscuridad a
causa de un déficit de vitamina A. La ceguera nocturna es uno de los síntomas
causados por el déficit de vitamina A, de la cual las zanahorias son una buena
fuente dietética. Sin embargo, las personas que gozan de buena salud y siguen
una dieta equilibrada no obtienen ningún beneficio aumentando la ingesta de
vitamina A más allá de las recomendaciones normales.
"Los alimentos que llevan grasas vegetales
son más sanos".
En general es
cierto, porque tienen ácidos grasos
insaturados; pero existen algunos
aceites vegetales (palma y coco), que se utilizan en la elaboración
industrial de alimentos, cuyas grasas son saturadas. Por ello, pueden
resultar perjudiciales si se consumen en grandes cantidades.
"Algunos alimentos adelgazan o no engordan"
este es
uno de los más extendidos. Antiguamente se oía el refrán
"La calabaza ni engorda ni embaraza, sólo aumenta la tripaza",
aunque en la actualidad se oyen más cosas como "La sandía no
engorda", siendo ambas cosas falsas, pues la calabaza aporta 30 kilocalorías
por 100 gramos y la sandía 22. Otra cosa es que un alimento tenga un
contenido calórico menor que otros con los que se compara. 
El pomelo es el clásico ejemplo de
alimento famoso por su poder adelgazante. Al zumo de pomelo al igual que al
del limón se les ha supuesto un efecto destructor de la grasa al ser ácido,
pero lo que llevan es ácido cítrico y no ácido sulfúrico o clorhídrico
que sí destruirían la grasa (junto con el resto de los tejidos, por
supuesto). Se llegó a crear la llamada "dieta del pomelo", que
resultó ser un truco publicitario para relanzar las ventas de los excedentes
de la cosecha de pomelos (hay que decir que los cosecheros tuvieron un éxito
total en sus aspiraciones).
· "
La lecitina aumenta el apetito de los niños" .
Se supone que la lecitina tiene el poder de romper la grasa en pequeñas
gotitas, facilitando así la eliminación del exceso, aunque curiosamente
también se vende para los niños aduciendo que aumenta el apetito y
proporciona energía. La lecitina es una combinación de grasas del tipo de
los fosfoglicéridos que forma parte de las estructuras celulares del
organismo, ayuda a absorber las grasas de los alimentos y facilita su
transporte en la sangre; normalmente se toma de forma abundante en nuestra
dieta (huevos, leche, hígado, aceites vegetales...) no siendo necesario un
ingreso especial de la misma, ya que entonces sólo servirá como una fuente
extra de calorías.
"El
fumar no tiene relación con el peso".
Hay personas que se resisten a
dejar de fumar porque temen ganar peso con el intento. Al
dejar de fumar puede producirse un aumento de peso que suele oscilar entre tres
y diez kilos. El tabaco, en concreto la nicotina, tiene poder anorexígeno
(disminuye la sensación de hambre) y estimula la secreción de adrenalina.
Estos dos mecanismos ayudan a regular el peso, a través de una reducción de la
ingesta. Al dejar de fumar, además, se produce un estado de ansiedad, producido
por la privación de la nicotina y por el cambio de hábito, que muchas personas
intentan aliviar comiendo más, sobre todo alimentos ricos en hidratos de
carbono. Investigadores del Departamento de Medicina del Karolinska Institute de Suecia
han demostrado que el tratamiento antitabaco basado en nicotina permite mantener
el peso bajo control. Los científicos administraron la nicotina en dosis
similares a las encontradas en los cigarrillos (infusiones de 0,5 mg/kg/min) a
un grupo de personas sanas y comprobaron que la nicotina sistémica estimulaba
la liberación de adrenalina, probablemente de las glándulas adrenales, y la
activación de los receptores de la nicotina en el tejido adiposo.
Según el doctor Kurt Anderson, uno de los autores del trabajo, "este
efecto de la nicotina podría explicar por qué los fumadores ganan peso cuando
dejan el hábito del tabaco y puede suponer un nuevo acercamiento al desarrollo
de fármacos contra la obesidad".
"Las Bebidas "light"
adelgazan".
Las bebidas bajas en calorías
estimulan el apetito, según un estudio en el que se analizó el efecto que
tienen sobre la ingesta este tipo de bebidas artificialmente azucaradas para
apagar la sed. El resultado fue que los individuos que tomaron estas bebidas comían
más que los que tomaban simplemente agua o bebidas azucaradas de forma natural.
Sumando la energía contenida en las bebidas y la de las comidas ingeridas después,
resultó que las bebidas azucaradas artificialmente no suponían ningún
beneficio comparadas con las bebidas altas en calorías, y ambas eran peores que
el agua. Los autores del estudio, que se realizó en el Biopsychology Group de
la Leeds University, en el Reino Unido, creen que estos resultados podrían
servir para entender la relación entre la actividad física y las bebidas en el
control del apetito.
·
" El té como adelgazante ".
Este es un fenómeno que resurge cada cierto tiempo de sus
propias cenizas. Surge y se promociona como adelgazante hasta que es prohibido
o retirado del mercado. El té aporta teína, sustancia similar a la cafeína
del café o a la teobromina del cacao; este tipo de sustancias actúan en la
lipólisis o destrucción de la grasa...... efecto que se ha comprobado
"in vitro" pero nunca demostrado "in vivo".
·
· "Existen tratamientos mágicos para adelgazar"
Los obesos al imaginarse una vida llena de privaciones hasta el
fin de sus días, no dudan en acercarse a todo tipo de soluciones, la mayoría
de las veces sin cuestionarse la seriedad o validez de los métodos. Aquí hay
que distinguir entre la magia clásica y la moderna:
o
La magia clásica nos ofrece una serie de amuletos, plantillas, pulseras, pendientes y
parafernalia similar, que todavía pueden verse ofertados por dudosos anuncios
de revistas populares; hoy en día están muy desprestigiados, por lo que se
han dirigido hacia problemas más subjetivos como el dolor o el vigor sexual.
o
La magia moderna nos presenta máquinas especiales, prendas de
vestir, geles maravillosos o píldoras milagrosas que prometen todo lo que no
se debe prometer. Especialmente peligrosas son las "pastillas de fórmula"
(explosivos cócteles de diuréticos, laxantes, anfetaminas, hormonas
tiroideas, tranquilizantes y otras muy variadas y, en general, inútiles
sustancias).
·
La
ayuda celestial: Curiosamente no existe ningún ángel, arcángel, santo, santa o
virgen que se dedique desde las alturas celestiales a prestar su apoyo a la
curación de la obesidad; no existen rogativas, santuarios, procesiones o
romerías para este problema. Esto es debido principalmente a que la obesidad
se sigue viendo como un castigo por la gula o la vida desordenada, y por la
sensación de culpabilidad originada por la falta de fuerza de voluntad.  
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