Jubentud divino tesoro es el título de un artículo de Alber Vazquez publicado en Libro de Notas.
El hecho de que la mitad de los estudiantes vascos examinados de Selectividad no entendieran un artículo de Pérez Reverte le lleva a decir:
Tenemos entre manos, cuidado con lo que digo, una generación de analfabetos funcionales. Nuestra chavalería puede ir a votar, pero es incapaz de comprender la realidad, de interpretarla con unas mínimas garantías de éxito, de observarla con ojo crítico.
Hablando de su hija se muestra preopupado y dice:
la envío a un buen colegio, hablo con ella, le obligo a pensar por cuenta propia, le estimulo para que tome sus propias decisiones responsables, vive en un entorno culto y estructurado donde hay libros, música, ordenadores, etc. Y la niña, a pesar de todo, no comprende qué pasa en la plaza de abajo. ¿Qué es lo que está fallando? No tengo ni puta idea. A ver si alguien me ilumina un poco. De lo que estoy absolutamente seguro es de que la culpa no hay que echársela al cole. Al menos, no toda la culpa.
Sinceramente, estoy un poco acojonado. ¿Por qué nuestra juventud se ha vuelto, de pronto, gilipollas? ¿Acaso los jóvenes siempre lo han sido y yo no me había dado cuenta? Sí, sí, yo, sin ir más lejos, era algo descerebrado en mis tiempos y hacía bastante el cabra, pero comprendía las cosas. Después las ignoraba por completo, pero por macarrismo. Vamos, que yo fui muchas cosas, pero no un memo. Y los jóvenes de hoy son unos memos. Al menos, el cincuenta por ciento. Desolador.
Demasiado pesimista es su visión ¿o quizás no?
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